SCOTIABANK TORONTO WATERFRONT MARATHON

en FITNESS


Como es mi costumbre, me gusta contar la crónica de mis maratones, y éste no podía ser la excepción. Desde inicio fue un maratón un poco accidentado, quedándome sin entrenador una  semana antes de empezar entrenamiento. Pero todo caos también viene acompañado de cosas buenas y así fue. Pues gracias a eso gané a una gran compañera de entrenamientos y sobre todo a una gran amiga, Myrna Pacheco. Quienes la conocemos sabemos lo gran corredora que es, quien mejor que ella. La busqué para pedirle consejo y fue así que me recomendó entrenar con el que había sido su entrenador.

Con ellos dos, él como entrenador y ella en el acompañamiento empecé a entrenar en Julio.

¿Pero por qué Toronto? Varias personas me lo preguntaron. - Toronto es la ciudad de mi primera carrera.

Hace 7 años, mi esposo quien llevaba corriendo un poco más de dos años había planeado correr su primer medio maratón allá. Me emocioné mucho con la noticia pues a mí me encanta conocer ciudades, pero él me pidió que yo también corriera. ¿Yooo? Le dije, pero si no corro, él contestó, hay una carrera de 5k ¡hazla!. 5 kms se me hacían posibles, dije ¡sí!.

Me preparé dos meses antes y así el 18 de octubre del 2009 cruce mi primera META. Cuando cruce ese arco mi primer pensamiento fue "de aquí soy" y desde entonces correr es parte de mi vida.

Las sensaciones que uno experimenta durante la carrera y al cruzar la meta son maravillosas, sabía desde ese momento que correr ya era parte de mí, parece loco y quizá lo es pero hay que correr para entender. Ese día cuando yo veía salir a los maratonistas y medio maratonistas me emocioné hasta las lágrimas, es maravilloso ver la salida de los corredores. Logras notar su emoción, alegría, entusiasmado por comenzar y a veces hasta un poco de miedo, miedo que no los para y por el contrario lo enfrentan. En ese momento mi pensamiento era, "¿cómo corren 42kms, cómo logran soportar tanto?. Yo los veía como una niña mirando a súper héroes. En ese entonces ni siquiera atravesaba mi mente la idea de correr algún día los 42k, pero lo que sí sabía es que Correr ya era parte de mi vida.

Entonces ¿en qué momento decido hacer Toronto? Después de cruzar  la meta de mi primer maratón, el Powerade Monterrey 2011. Ese día supe que ya no era sólo correr lo que estaría en mi vida, sino también los maratones. Por diferentes circunstancias fue que hasta este año se logró concretar aquella idea desde Monterrey. Regresar a la ciudad que por primera vez corrí una carrera y ser ahora de esos locos corredores que se demuestran a sí mismos que con trabajo y entrenamiento se cumplen sueños.

Después de Monterrey, Chicago, Boston, Houston y Berlín. Por fin regresaría a Toronto, pero ahora por los 42 kilómetros y sus sufridos pero satisfactorios 195 metros.

Todo el entrenamiento me fue excelente, fue un gran año corriendo, donde me supere en muchos aspectos. Y es que correr nos regala eso, superarnos y así ganamos confianza no sólo para la carrera sino para la vida misma. Corrí varias carreras este año y la última antes del maratón fue el Chicago Half Marathon el 25 de septiembre, donde logre mejorar mi marca de 10k y por segundos la de 21k y no sólo eso, sino que tuve la dicha de tener podio por categoría, siendo la segunda mujer de mi categoría en cruzar la meta. Eso para mí fue una Bendición y una inyección de energía. Tuve una maravillosa racha de carreras antes del maratón y como en todo sé que eso fue gracias al trabajo, pero sobre todo al amor. Porque si además de trabajo le pones amor las cosas salen mucho mejor.



Pero no todo son sonrisas y la vida no es lineal, hay subidas y bajadas, como en las carreras.  Y mi trayecto a Toronto tuvo sus tropiezos. Primero quedarme sin entrenador que fue solucionado, pero la más fuerte fue 8 días antes del maratón, al enfermarme de una salmonela. Vi en gran riesgo mi maratón. Tuvieron que ponerme suero para recuperarme, me sentía tan mal y deshidratada que en ese momento creí no me repondría a tiempo. Le pedí a Dios que me ayudara a recuperarme, le dije que sólo me dejara correrlo, pues aunque a mí me gusta superarme, sé que el mayor regalo está el hecho de correr. Con su ayuda, la de los médicos y mi familia logré recuperarme, seguramente no del todo, pero yo me sentía en pocos días prácticamente recuperada. Así el jueves de la semana del maratón regrese a correr, probablemente las defensas las llevaba bajas y ese mismo día me enferme  de gripa y tos. Pensaba "ay no ¿ahora tos y gripa?" pero en ese momento solté, obvio busque nuevamente al Médico y me recetó medicamento que me ayudó, pero sabía que ya no sólo eran las secuelas de la salmonela, sino correr con gripa. Jamás pondría mi cuerpo en riesgo, pero tampoco me rendiría, quería correr, pero también me quería sana. Entraron nuevamente mis dudas de si correr o no. Mi doctor me dio luz verde para correr, aunque me dijo, "Escucha tu cuerpo y no le exijas de más". Así que llegue a Toronto quizá no con las condiciones ideales pero si con las necesarias.




Toronto Waterfront Marathon es un maratón hermoso, la expo no es muy grande pero tiene todo lo necesario y aquello que amamos los corredores, todas las marcas, aditamentos, tenis y relojes. Un día antes del maratón hice lo que nunca había hecho en ningún maratón: descansar. Soy de las que camina para pasear en las expos, camino todo el día para aprovechar cada minuto en otra ciudad. Esta vez preferí no hacerlo, sentía que entre más descansara más rendiría. Así que después de recoger mi número en la expo y un recorrido muy corto a comer ligero y a descansar.



EL DÍA DEL MARATÓN

A pesar de lo sucedido decidí ir al ritmo planeado. Mi fe es grande y creí que a pesar de todo se podía dar.

Es un maratón donde van muchos mexicanos, fue emotivo encontrarme en la salida a muchos. 20 minutos antes yo ya estaba en mi corral, era el rojo el primero en salir. 10 minutos antes comienza a llover, mi primer pensamiento a eso fue, claro tenía que ser así, como en mi primer maratón, el de Monterrey 2011 donde también llovió. Para mí no podía ser más perfecto.

8:45 y se escucha el himno nacional de Canadá e inmediatamente el sonido de salida. A CORRER.

El primer km salí más rápido de lo indicado siempre me pasa, me gana la emoción. Aunque inmediatamente trato de controlarme e ir al ritmo planeado. A partir del km 2 siento que voy al ritmo correcto y continúo. Así sigo 5 kms, durante ese tiempo sentía más agotamiento que en otras ocasiones. Honestamente ni en la salmonela pensé, estaba segura que a partir del km 5 tomaría ritmo sin problema. Pero por el contrario del 5 al 10 sentí que mi paso iba mermando aunque seguía manteniendo un buen ritmo. Después del 10 comencé a entender que estaba exigiendo más de lo que debía. Recordaba aquella plática con Dios donde le pedía que solo me dejara correrlo, de lo que el doctor me había dicho y sobre todo de lo que yo me había prometido: CUIDARME.

Mis piernas estaban bien y había corrido 10kms a muy buen rimo, pero debía ser consciente que faltaban 32 kms y no sentía la energía acostumbrada. Así transcurren 4 kms más y decido trotar. Recordé la conversación del día anterior con mi amigo José Manuel que me decía: "quizá este es un maratón para solo disfrutar". Todos los disfruto, pero éste era sólo de disfrutar y olvidarme del tiempo. No volví a mirar el reloj y le dije a mi cuerpo vamos a trotar a cómo se pueda. Para el medio maratón iba agotada. Pero quería terminarlo. Me sentí deshidratada desde el km 5, deshidratación que tenía a consecuencia de la salmonela y que no dio tiempo recuperar, lo supe en ese momento. Así que como siempre tome líquido en todos los abastecimientos, pero ahora sin prisa y caminando para tomarme tiempo para agradecer con una sonrisa y un "¡thanks!" a cada uno de los chicos que me ofrecían los vasos.

Me dediqué a mirar con atención cada uno de los lugares por los que pasaban, leía todos los carteles, veía a cada uno de los niños con los que me topé, chocaba sus manos y más que nunca agradecía cada una de las porras que escuchaba. MÉXICO, MÉXICO, lo escuchaba a cada rato.

La ciudad de Toronto es hermosa, pero una buena parte del maratón es por carretera, me habían dicho que era un maratón  de poca porra, pero vi más de la que esperaba.

A partir del kilómetro 24 es un maratón en solitario hasta el 32. Éramos prácticamente sólo los maratonistas y los voluntarios. Fue un momento de mucho agradecimiento a mi cuerpo, a Dios por permitirme correr, a mis amigos por estar conmigo. Pensaba, "me están siguiendo y espero no se preocupen al ver que voy a ritmo mucho más bajo de lo acostumbrado, yo lo estoy disfrutando muchísimo".

Cuando corro maratón pienso en tantas cosas, personas, momentos. Me acordé de mi entrenador quien me habló un día antes y entre tantas cosas me dijo: "Inténtalo, pero quiero que sepas que independientemente del resultado tú ya ganaste. Porque te entregaste en cada entrenamiento..." Pensé en mis hijos, como siempre vi sus caritas en muchos momentos. En Mario mi esposo, que también corría. Agradecí por mi trabajo y el de mi esposo que nos permitían estar ahí. Me sentí tan bendecida y agradecida. Agradecí a Dios por darme un corazón que disfruta mucho correr.

¿Y cómo no estar agradecida? Si mis pies pisaban lugares que jamás habían pisado y mis ojos miraban paisajes que no habían mirado. Pues aunque conocía ya la ciudad, no la conocía del todo. Nada como conocer una ciudad durante 42 kms.

Miraba a los corredores que pasaban junto a mí, los que venían atrás y venían del otro extremo, les sonreía y me regresaban la sonrisa. Muchos de ellos inclusive me gritaban MÉXICO.

Del kilómetro 32 al 35 pasamos por una colonia a las afueras de la ciudad. Una colonia de mucha porra, muchos niños, miraba a todos y agradecía sus porras. La gente en esa colonia sale a apoyar y ponen sus propios puestos de abastecimiento, ofrecen plátanos, naranjas, agua, dulces e inclusive hay quienes salen con bocinas para amenizar con música.


En el km 36 comienzo a ver a lo lejos que ya casi entramos a las ciudad. Se ve la ciudad de Toronto, con sus altos edificios y su majestuosa Torre CN. Ver esa postal me hizo emocionar. Qué privilegio estar ahí, cansada y algo agotada pero feliz. En ese momento saqué mi celular y quise grabar un video para agradecer a toda la gente que me acompañó aunque no lo supo. Me acompañaron  tantos en mente y corazón.



A partir del kilómetro 36 vi a muchos corredores acalambrados, no sé si en este maratón había más, o quizá en los otros no lo había notado, pero eran muchos. Y aunque no se siente bien ver a alguien sufriendo por un calambre, si es hermoso observar cómo los corredores nos ayudamos unos a los otros, pues en cada uno de los que vi siempre había otro corredor para auxiliarlo.

El esfuerzo que uno nota en los últimos kilómetros es grandioso. Y así es la vida, aparentemente cuando ya no puedes, es cuando menos te rindes.

¡Viví el maratón desde otra perspectiva y eso fue hermoso!

A partir del kilómetro 40 hay una porra impresionante, música, animadores, mucha gente que aplaude y apoya. A partir de ahí es una valla de gente aplaudiendo hasta el final, eso impulsa y más esos dos últimos kilómetros. Son gritos y gritos de aliento hasta llegar a la meta. Y se agradece más porque los dos últimos kilómetros son de subida.

Casi llegando, había un letrero que decía: "300 meters you can". Ahí me emocioné mucho y me dije, "SI,  YO PUEDO y YO PUDE" a esa altura también vi a un corredor que ya no podía correr a consecuencia de un calambre y caminaba con mucho esfuerzo ayudado  de dos amigos que lo sostenían de los brazos para llegar y cruzar la Meta, amigos que llevaban un número de maratón también,  y lejos de pensar en un tiempo, acompañaban  a su amigo para cruzas. Mirar ese tipo de cosas hacen agradecer corre un maratón.

Fue un maratón que lo viví diferente  y aproveche cada instante en él.  Di mi mayor esfuerzo porque mi energía no daba para más, pero mis piernas jamás sufrieron y ese equilibrio me hizo disfrutar.

Cuando cruce la meta vi hasta ese momento el reloj 3:52, un tiempo del cual estoy orgullosa como los anteriores. Pues al igual que en los otros hubo esfuerzo y preparación. Me prepare 4 meses para un maratón y lo corrí.

En ninguno de los anteriores 5 maratones había terminado con tanta hambre, devoré todo lo que me dieron en la zona de recuperación y no me fue suficiente.

Gané tantas cosas en el camino.
Gané una amiga y excelente compañera de entrenamiento. 
Gané mi mejor marca en 10k y 21k tres semanas antes del maratón.
Gané el apoyo incondicional de mis amigos y nuevos amigos.  


Y Gané la hermosa medalla de mi 6o maratón.

Siempre he sabido que el maratón es impredecible, y por segunda vez lo comprobé. Pero así como en Boston 2013, aquel maratón que por lesión no corrí, sé que no me rindo y que las cosas a veces no salen como uno planea, así como en la vida. Pero eso lejos de frustrarnos nos impulsa, porque nos hace no desistir hasta lograrlo.  Ya pienso en el 7o.

Me preparé para un maratón y corrí mi maratón.

Crucé la meta y lloré como en todos. Agradeciendo más que nunca a Dios, a mis piernas y a la vida el permitirme Cruzar.

Mi 6o maratón lo defino como un maratón de mucho aprendizaje, mucho crecimiento y sobre todo de mucho agradecimiento.

¡Encuentra tu pasión y vívela intensamente!


GRACIAS A TI QUE ME LEES Y A TODOS AQUELLOS QUE ME ACOMPAÑARON EN ESTE CAMINO.